Como integrar la responsabilidad social corporativa en actividades de formación y desarrollo
Hacer voluntariado es en la actualidad uno de los 10 propósitos de año nuevo más deseados por las personas. El 50% de los que se hacen este propósito lo hacen guiados por sus valores personales. También en las organizaciones el concepto de responsabilidad social corporativa está ganando importancia. Realizar acciones que generen valor para la empresa y, al mismo tiempo, para los empleados, alineando los valores de estos con los de la organización es una excelente formula para generar motivación y compromiso con un proyecto común.
Integrar la formación y el desarrollo de las personas con acciones que mejoren la sociedad o nuestro entorno es una práctica novedosa y de gran interés pues goza de importantes ventajas.
Cuando las acciones formativas se integran dentro de proyectos sociales aumentan el compromiso de los empleados, un estudio realizado por Towers Perrin en 2007 reveló que uno de los principales factores para lograr el compromiso de las personas era la reputación de la compañía respecto a la responsabilidad social.
Conseguir que los empelados actúen en sus actividades de formación de acuerdo a los valores de RSC de su empresa impulsa su compromiso a trabajar siempre en forma que ayuden a la empresa a conseguir sus objetivos.
Las empresas más innovadoras en metodologías de formación están empezando a integrar actividades de RSC a sus planes de formación y desarrollo.
Se trata de generar actividades innovadoras que permitan mejorar las habilidades del equipo y, al mismo tiempo, generan beneficios para la comunidad o la sociedad. La interacción de las personas en actividades únicas y gratificantes y, que permitan al mismo tiempo “dar” a la comunidad, es una gran oportunidad para lograr el impacto perdurable en las acciones formativas.
Con este tipo de actividades logramos conexiones emocionales y duraderas entre los miembros de los equipos y entre los mismos y la organización. Las personas que acuden a estos programas finalizan con un sentimiento de gratitud, orgullo, logro y responsabilidad con su empresa.
La percepción de las personas y empresas está cambiando hacia un horizonte en que todos estamos dispuestos a sacrificar resultados a corto plazo a cambio de lograr maximizar el valor a largo plazo para la empresa y para la sociedad.
Enero es el momento de los buenos propósitos y que mejor propósito que desarrollar a las personas ayudando al mismo tiempo a los más necesidades. Combinar formación con acciones de RSC que ayuden a los más necesitados es nuestro mayor propósito para el 2019.
Carlos Alonso